En estos días de reincorporación laboral, me he puesto en la oración a pensar en cómo enfrentar los cambios, que inminentemente llegan en este mes, de la manera más suave y generosa posible, y me he dado cuenta de cuánto miedo le tenemos a los cambios, y por ello, lo nerviosos que nos ponen. En mi fe, todo cambia, cada día, cada persona, cada circunstancia, cada estación,... pero Dios permanece. Es ese paraguas dentro del cuál llueve, hay sol, los seres vivos nacen, crecen y mueren. Pero Dios siempre está allí, si queremos verlo, siempre podemos contar con Ello en las duras y en las maduras. Yo, en estos momentos de transición, me aferro a Dios, el Amor mejor. Os recomiendo leer ESTE ARTICULO del Teólogo José María Castillo, para vencer el miedo a los cambios y a la inseguridad que nos producen. Lo único seguro es Dios. Al resto, hay que adaptarse y cuánto mejor lo llevemos, mejor que mejor. Un saludo, y feliz nuevo curso.
Mercedes.
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